jueves, 30 de agosto de 2012

Musa

Y esa tarde y segundo el cielo se abrió en dos,
el sol dibujó su silueta,
la luz pintó sus cabellos
y al reflejarse el sol en sus ojos
finalmente  se detuvo el tiempo.

El color no fue más
ni los segundos lo fueron,
su sonrisa se grabó en mi alma
mientras tus labios contaban una historia
que hacía rato no escuchaba
porque había quedado sellado en su mirada.

Y todo se invirtió
Porque el color no lo fue  más sin su sonrisa
ni la sincera alegría sin su rostro
ni el aroma era aroma si no nacía en su cabello
ni la luna volvió a pintar de azul la noche
ni la lluvia cantó canción alguna
si es que ella no dormía en mi bosque, en mis sueños.

¿He de verte cada día en cuanto cierre los ojos?
¿he de ver en mis pinceles tus cabellos?
¿en mi acuarela los tonos de tus piel,
el rosa hermoso de tus labios?

¿he de tenerte presente en cada uno de mis cuentos?
¿en cada canción que escuche?
¿en cada estrella en el cielo?

¿He de vivir teniéndote lejos,
teniéndote cerca,
teniéndote dentro?

He de escribir una carta algún día
para contarte lo que veo
cuando te veo en un libro concentrada
cuando veo en tus gafas mi reflejo

pero veo que no vivo en tu mirada ni en tus sueños.

(x Marco)

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